sábado, 5 de marzo de 2011

Haydn, el bromista II

Segunda entrega de las bromas que realizara Franz Joseph Haydn a través de su música.
Podéis visitar antes Haydn, el bromista.

F. J. Haydn (1732-1809)
Estando en 1772 en el palacio de verano del príncipe Esterházy, los músicos de la orquesta se acercaron malhumorados a su maestro para pedirle que intercediera ante el príncipe, pues la temporada estival se estaba alargando ya demasiado y querían volver a la ciudad para poder reencontrarse con sus familias.
A Haydn, hombre ingenioso, se le ocurrió que en vez de hablar este tema directamente con su jefe, podía sugerirle mediante una indirecta cual era el sentir general de los músicos con aquella situación. Así que en su sinfonía nº 45 introdujo una novedad absolutamente imprevista. En mitad del cuarto movimiento, que como mandan los cánones es rápido, y después de una inconclusa cadencia, comienza un adagio en el que los músicos de la orquesta a medida que acababan de tocar iban abandonando la escena, levantándose y haciendo una reverencia a su señor. Poco a poco el escenario se fue quedando vacío, permaneciendo sólo sobre él los violines principales de los primeros atriles. Debido a esto, la Sinfonía nº 45 en fa# menor de Haydn, lleva el sobrenombre de “Los adioses” (Abschiedssymphonie).
El príncipe captó la indirecta y al día siguiente regresaron a la ciudad para regocijo de sus músicos.

La versión reciente más famosa se interpretó en el Concierto de Año Nuevo de 2009 con el genial pianista y director Daniel Barenboim a la batuta. En ese año se conmemoraban los 200 años del fallecimiento del compositor austriaco y la escenificación de Barenboim y la Orquesta Filarmónica de Viena resultó sencillamente genial.





Imagen de la entrada tomada de wikipedia.


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