martes, 22 de marzo de 2011

Beyoncé contra Lady Gaga o la importancia de la indumentaria

Leía ayer una noticia en la red que enseguida me inspiró esta entrada. Al parecer, Beyoncé y Lady Gaga se llevan mal (qué drama…). Por lo visto la relación entre las dos cantantes se ha ido enfriando en los últimos tiempos y en la pasada gala de los Grammy en febrero, llegó a su punto más bajo. A Beyoncé no le gustan los atuendos de Gaga (¿existe alguien a quién si? -Se me revuelve el estómago sólo de pensarlo-) y cree que la neoyorquina luce esos modelitos para desviar la atención de su música, que a su entender no es suficientemente buena. Es más, cree que "los músicos deberían dejar hablar a su talento, no a sus atuendos”.
Beyoncé y Lady Gaga
 
Bien, no seré yo quien vaya a defender a Lady Gaga ante nadie ni a mediar en la bronca de las dos “divas”, pero creo que Beyoncé no tiene del todo razón. Aunque ir vestido de una u otra manera no mejora las cualidades musicales, eso es obvio, sí influye en una determinada puesta en escena, un plan comercial, una ideología… en definitiva en el concepto del personaje.

Para explicarme utilizaré unos ejemplos muy claros en los que la imagen ha contribuido al éxito, a la creación del mito y a la identificación por parte del público de forma notable:
  • Agnus Young, guitarrista de AC/DC. Si pensáis en él seguro que visualizáis su “uniforme” en el escenario, ¿no? Efectivamente, su traje de colegial es lo primero que a uno le viene a la mente.
  • KISS, mítica banda hard-rock fácilmente reconocible visualmente por sus maquillajes e indumentaria.
Kiss
  • Y un clásico que no puede faltar cuando se habla de imagen y música: Marylin Manson (aquí, la verdad, poco se puede añadir) cuya imagen va indisolublemente asociada a su música.
Marylin Manson
 Así pues la imagen es importante en la Música Popular Urbana. Desde el Rock de los 50 el componente visual es algo implícito a la música y a su puesta en escena. En algunos casos más y en otros menos, pero el hábito aquí, quizás si haga al monje, al menos en parte.

Imágenes tomadas de wikipedia y europapress.es 


martes, 15 de marzo de 2011

Para los amantes de lo “virtuosístico”

Un concierto es una composición orquestal que se caracteriza por la presencia de uno o varios solistas que realizan un papel protagonista dialogando con la orquesta. Este género instrumental surgió durante el Barroco, dónde se diferenciaban el concerto grosso (para varios solistas) y el concierto para solista o “a solo” (un solista). Normalmente un concierto consta de tres movimientos que contrastan en el tempo, siendo el primero y tercero rápidos y el segundo lento.
Durante el Clasicismo (aproximadamente en la segunda mitad del Siglo XVIII) triunfará definitivamente el concierto para solista. Además se introdujo un elemento nuevo: la cadenza (en italiano cadencia). Ésta constituye un pasaje libre en el que el solista podía dar rienda suelta a todo el ingenio y virtuosismo del que fuera capaz, un auténtico espacio para el lucimiento de sus dotes interpretativas. Las cadencias suelen tener lugar al final del primer movimiento, aunque pueden aparecer indistintamente en cualquiera de los tres. En un principio se improvisaban o eran preparadas con libertad por los intérpretes pero a partir de L. V. Beethoven (1770-1827) solían ser escritas ya por el compositor. También algunos autores escribieron cadencias para composiciones anteriores, por ejemplo, el propio Beethoven dejó escritas varias para conciertos de Mozart.
Ya en el Romanticismo las cadencias aumentarán en proporciones y complejidad,  alcanzando las más altas cotas de virtuosismo en las obras de Brahms, Tchaikovsky, Grieg, Rachmaninov…

Vamos a ver algunos ejemplos utilizando conciertos de W.A. Mozart para distintos instrumentos:
  • Concierto para piano nº 26 (la cadenza está escrita por el intérprete y empieza en el 3:30):


Por último, no me puedo resistir a sugeriros el siguiente vídeo. Es una versión genial del Concierto para violín nº 3 de Mozart, concretamente del tercer movimiento, en la que el intérprete, con la complicidad de la orquesta, nos regala una simpática cadencia…:



    El protagonista explica su genialidad aquí.

    sábado, 5 de marzo de 2011

    Haydn, el bromista II

    Segunda entrega de las bromas que realizara Franz Joseph Haydn a través de su música.
    Podéis visitar antes Haydn, el bromista.

    F. J. Haydn (1732-1809)
    Estando en 1772 en el palacio de verano del príncipe Esterházy, los músicos de la orquesta se acercaron malhumorados a su maestro para pedirle que intercediera ante el príncipe, pues la temporada estival se estaba alargando ya demasiado y querían volver a la ciudad para poder reencontrarse con sus familias.
    A Haydn, hombre ingenioso, se le ocurrió que en vez de hablar este tema directamente con su jefe, podía sugerirle mediante una indirecta cual era el sentir general de los músicos con aquella situación. Así que en su sinfonía nº 45 introdujo una novedad absolutamente imprevista. En mitad del cuarto movimiento, que como mandan los cánones es rápido, y después de una inconclusa cadencia, comienza un adagio en el que los músicos de la orquesta a medida que acababan de tocar iban abandonando la escena, levantándose y haciendo una reverencia a su señor. Poco a poco el escenario se fue quedando vacío, permaneciendo sólo sobre él los violines principales de los primeros atriles. Debido a esto, la Sinfonía nº 45 en fa# menor de Haydn, lleva el sobrenombre de “Los adioses” (Abschiedssymphonie).
    El príncipe captó la indirecta y al día siguiente regresaron a la ciudad para regocijo de sus músicos.

    La versión reciente más famosa se interpretó en el Concierto de Año Nuevo de 2009 con el genial pianista y director Daniel Barenboim a la batuta. En ese año se conmemoraban los 200 años del fallecimiento del compositor austriaco y la escenificación de Barenboim y la Orquesta Filarmónica de Viena resultó sencillamente genial.





    Imagen de la entrada tomada de wikipedia.


    martes, 15 de febrero de 2011

    A rey muerto… obra maestra

    P. Hindemith (1895-1963)
    Paul Hindemith (1895-1963) fue un compositor alemán que se suele vincular al  neoclasicismo y a la corriente de la Gebrauchmusik (música útil) en la que sus seguidores se preocuparon de componer piezas musicales fáciles de tocar y aptas para aficionados. La llegada al poder de los nazis, quienes consideraron su música como degenerada, provocó que se exiliase en Suiza y Estados Unidos, donde fue profesor en Yale.  Es uno de los músicos alemanes más importantes del Siglo XX. 

    Una de sus obras más bellas es Trauermusik (Música fúnebre), escrita para orquesta de cuerda y viola solista. Hindemith compuso esta pieza durante una estancia en Londres a comienzos de 1936 que coincidió con el fallecimiento del rey Jorge V (padre, por cierto, de Jorge VI, protagonista de la película “El discurso del Rey”). En tan sólo 6 horas compuso Trauermusik y fue interpretada al día siguiente.


    Esta obra está articulada en cuatro pequeños movimientos. El último, Choral, es el que más me ha gustado siempre (en el vídeo desde el 5:25). Está basado en el coral “Fur deinen Thron tret ich hiermit” (“Aquí estoy postrado ante Tu trono”) y alterna las melodías de dicho coral con partes muy expresivas tocadas por el solista a modo de reflexión, trasmitiendo finalmente un ambiente de calma y serenidad totales.

    Permitidme señalar que el próximo 27 de febrero la Orquesta Sinfónica de Burgos interpretará esta obra con Andoni Mercero como viola solista y director, así que si os ha gustado y os pilla cerca, animaos a asistir.


    lunes, 7 de febrero de 2011

    Christina Aguilera cantó (mal) en directo

    En la SuperBowl de ayer (que viene a ser algo así como la fiesta padre del deporte en Estados Unidos) la encargada de cantar el himno nacional fue Christina Aguilera. Como todos habréis visto ya en las noticias, la diva del pop se confundió en tan patriótico momento, lo que provocó los abucheos generales.
    En elmundo.es podéis leer detenidamente la explicación del error.




    Os dejo también la letra del himno americano para que podáis compararlo con la "versión" ayer interpretada.

    Al menos queda claro que Christina Aguilera es humana y que cantaba en directo, lo que no es poco, pues desde el famoso incidente de Janet Jackson en la SuperBowl de 2006 no se recordaba algo así.

    He de confesar que nunca he entendido los alardes patrióticos ni la necesidad del himno nacional en un evento como el de ayer, ni tampoco la simpatía que parecen tener al otro lado del Átlántico por las versiones  un tanto hipertrofiadas como la de Aguilera, pero bueno, será cuestión de gustos...

    Ah! al final ganaron los Green Bay Packers, pero aquí, eso es lo de menos.


    jueves, 3 de febrero de 2011

    El falso piano de Chopin

    Frederic Chopin, el conocidísimo pianista y compositor polaco del S. XIX pasó unas "vacaciones" en Mallorca en el invierno de 1838-1839. Ya por aquel entonces la isla era un destino apreciado por los turistas del norte de Europa (aunque no veo yo a Chopin tirado en la playa con un exceso de cerveza en sangre...).
    Debido a unos problemas de salud se le recomendó que viajase a la isla española, pues su clima resultaba excelente para tratar sus problemas de tuberculosis. En Mallorca, Chopin se alojó en la Cartuja de Valldemossa junto a la escritora George Sand.
    En este edificio se exhibe la celda en la que supuestamente se alojó el músico polaco y en ella un piano en el que sus manos virtuosas supuestamente se deslizaron dibujando esas melodías tan intimistas que caracterizan su música. 
    El "falso" piano de Chopin en Mallorca
    Pues bien, una reciente sentencia ha dictaminado que ese piano expuesto nunca fue tocado por Chopin ya que en 1838 no había sido aún construido. 
    Este tema me lleva a reflexionar sobre cantidad de museos en los que se exponen objetos utilizados supuestamente por personajes célebres y su valor real o simbólico. Así, uno puede viajar por Europa y ver las trompetillas que utilizaba Beethoven para poder escuchar algo, las gafas de Mahler, el primer violín de Mozart y un sinfín de curiosos artilugios que quizás en realidad sólo tengan valor sentimental, pues sobre la veracidad de su historia existen muchas dudas.

    Se puede leer esta noticia en elpais.com, de donde también he tomado la imagen de la entrada.

    miércoles, 2 de febrero de 2011

    Ha muerto John Barry, el genio de las Bandas Sonoras

    Finalizando el mes de enero nos dejó John Barry, creador de muchísimas e inolvidables Bandas Sonoras y ganador en cinco ocasiones del "Oscar" por sus trabajos.
    Esta es la noticia de elpais.com:

    Robert Redford y Meryl Streep sobrevuelan la sabana del Serengeti en avioneta. Se están enamorando. Entre ellos. De África. De la vida en general. Es uno de los momentos más románticos de la historia del cine. Miles de espectadores han llorado con Memorias de África, de Sydney Pollack, desde su estreno en 1985 y cada vez que se emite en televisión, la audiencia se engancha. Es una historia de amor hilvanada a través de una banda sonora que todo el mundo reconoce, que suena en cientos de banquetes de boda en todo el mundo. Una música eterna compuesta por el británico John Barry, que falleció ayer a los 77 años por un ataque al corazón, según informa la BBC.
    Si Memorias de África le alzó al mayor de los altares del cine, sus elegantes composiciones para las películas de James Bond, y en especial sus arreglos al tema principal de Monty Norman, repetido en todas las peliculas del agente secreto, le dieron la fama. Estuvo en la primera película de 007, repitió en 11 más, y en la actualidad ejercía de asesor del compositor David Arnold para las nuevas películas de la saga. Ha sido precisamente Arnold, a través de su Twitter, el que ha confirmado la muerte de su maestro: "Estoy profundamente triste por la noticia, pero también profundamente agradecido por todo lo que hizo por la música y por mí personalmente".
    Nacido en York (norte de Inglaterra) el 3 de noviembre de 1933, Barry saltó a la fama como líder del grupo The John Barry Seven. Sus primeros pasos musicales estuvieron muy ligados al jazz, algo que se nota en su trabajo en el cine, caracterizado por el uso de instrumentos de viento-metal. A lo largo de su carrera Barry ha conseguido cinco premios Oscar por sus bandas sonoras para Memorias de África, Bailando con lobos, El león en invierno y Nacida libre (mejor canción y mejor banda sonora).
    Entre otros trabajos también están en su filmografía como compositor El Knack y cómo conseguirlo (1964), Zulú (1964), Cowboy de medianoche (1969), María, reina de Escocia (1971), Robin y Marian (1976), Cotton Club (1984), Peggy Sue se casó (1986), Chaplin (1992) y Enigma (2001).
    Simon Jack, periodista de la BBC y yerno de Barry, ha afirmado que su suegro "amaba realmente componer música, tanto como la gente disfrutaba al escucharla". "Él se consideraba tanto un dramaturgo como un compositor, y su música está inextricablemente unida a las historias que se cuentan en la pantalla", ha añadido.
     (ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA - Madrid - 31/01/2011)